Hacer un buen divorcio
El divorcio es algo más que un proceso legal
Toda ruptura familiar conlleva además de un proceso legal, un proceso emocional, personal y psicológico que viven los adultos y los hijos.
El problema no es el divorcio sino el ‘mal divorcio’
La ruptura de la relación de la pareja no debería perjudicar a los niños. Los hijos podrán superar la situación si los progenitores cooperan entre sí.
De común acuerdo todos ganan
Las rupturas de mutuo acuerdo favorecen el clima de diálogo entre los progenitores y generan un ambiente más favorable para las relaciones de los hijos con éstos.
Se separan los padres, no los hijos
Tras el divorcio, los padres inician otro tipo de relación familiar entre padre-madre e hijos. Procure que los hijos mantengan una buena relación con el otro progenitor.
La separación no supone la pérdida de ninguno de los progenitores
Deben asegurar a sus hijos que seguirán siendo queridos, que no son culpables de nada y que ambos progenitores van a seguir ocupándose de sus vidas.
Los hijos no son propiedad exclusiva del padre o de la madre
Aunque uno de los padres tenga la tutela de los hijos, ambos progenitores son imprescindibles para el crecimiento y maduración de los hijos.
El divorcio no pone fin a las obligaciones compartidas con respecto a los hijos
Los padres tienen la obligación de consultarse y comunicarse de manera honesta, abierta y regular las decisiones importantes con relación a la educación y desarrollo de los hijos. Evitar las discrepancias educativas.
Lo importante es la calidad de la relación con los hijos
Lo obstaculización, interrupción e inconstancia en el régimen de relaciones repercute negativamente en la estabilidad emocional de los hijos y les genera graves perjuicios psicológicos.
No utilizar a los hijos
No utilice a los hijos en el conflicto que le pueda enfrentar con su cónyuge, ni canalice a través de ellos las tensiones que la ruptura le genere a usted.
Facilitar la adaptación del menor a las nuevas parejas
La introducción de una tercera persona en la vida de los hijos ha de hacerse con tacto y progresivamente.